Hipócrates lo definía como producido por los diferentes humores del cuerpo, y describía cuatro temperamentos: Sanguíneos, Melancólicos, Coléricos y Flemáticos.
Actualmente se ha determinado que el temperamento está determinado por el sistema nervioso y por la influencia endócrina.
Si bien, el temperamento es innato a la persona, no quiere decir que este no se pueda educar. Por ejemplo, el colérico puede educar sus arranques de ira para que no sean tan violentos, y el depresivo puede educar sus crisis depresivas.
Ningun temperamento es más ventajoso que otro, todos los temperamentos tienen sus virtudes y sus defectos. Dependerá de como la persona maneje su temperamento para que pueda sacar provecho de él.
Las personas no tienen un solo temperamento. Más bien se puede decir que tienen un temperamento predominante. Pero puede haber mezclas de temperamentos en las personas, por ejemplo: flemático-colérico, o colérico-melancólico.
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