En todo ambiente pululan las bacterias y otros microorganismos.
En nuestras casas existen dos lugares donde más proliferan todos estos gérmenes.
El primero, la cocina donde los alimentos mal cocidos, los que están ya viejos, los mal refrigerados, se contaminan o ya vienen contaminados y al ingerirlos, nos infectan y pueden causar enfermedades en personas con las defensas bajas.
El otro lugar es el baño, donde los inodoros, lavamanos y duchas se contaminan fácilmente con hongos y bacterias.
¿Qué podemos hacer para mantener estos enemigos controlados?
El aseo de estos lugares es esencial. El cloro o lejía puede desinfectar todos esos lugares. Basta una cucharadita para cada cuarto de galón de agua (0.95 litros), será suficiente, y realizar esa limpieza muy a menudo.
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